Patricia Bonet Art Studio
BIO
Jamás se separó del color. Es su forma de vida, literalmente; es imagen modelada por el Universo. Patricia, mujer artista y creación de energía, herencia del Sol y del Cosmos infinito.
Patricia Bonet desnuda su ser mientras observa, de manera complementaria, desde dentro y desde fuera. Como esa montaña qué en su proyección firme hacia al cielo, desafía la gravedad y relativiza el riesgo a la caída, sobrevolando el dilema de ser pico o ser águila. Trasciende, sublima. Permanece, respira. Habita creando.
Para ella la vida, y por desdoble, el arte, son actos mágicos de principio a fin. Luces y sombras se desarrollan en todos los gradientes; algunos latentes y otros evidentes. Colores que interactúan, dilatando a veces las pupilas y en otras preservando los sentimientos. Luces y colores que, a veces confirman la Unidad, lo Absoluto, y otras veces exploran la multiplicidad de sus derivadas y variantes. Como esos espectros boreales (verde), estos espacios suspendidos (azules) en los que asoma la duda (violeta) para poder seguir avanzando (naranja) y afianzando qué eres (rojo) y qué realmente quieres ser (azul). Afirmar desde la confianza (amarillo) y el amor (verde) que Patricia nació para crear (naranja) y compartir la maravillosa experiencia del existir (azul).
Este trabajo interior consiste en aliviar las capas que, a veces, más que proteger como un abrazo, ocultan la pureza, la virtud, y la esencia sagrada que emana del brillo velado que nutre tanto la garganta como las laderas de la montaña-volcán; de dentro a afuera.
Patricia siente que ella y sus obras “son lo mismo”.
Como el huevo y la gallina que se desvinculan de la necesidad de ubicarlos en un orden temporal ni jerárquico. Ni siquiera aceptan las palabras que las encorseten con la excusa de poderlas explicar. Nunca llegamos a una conclusión más verdadera, ni más ni menos demostrable que otra. Todo sigue sucediendo a pesar de nuestra intención de conquistar un mundo que no nos pertenece. Son números y escalas de valores, de colores, los que nos acercan a esa semilla que todo engendra y sostiene. La vida está llena de misterios y experimentarlos en el presente y en carne y hueso requiere humildad y esfuerzo.
Patricia desenreda la madeja de hilos invisibles que tejen el sentido del ser y la condición humana. Observa, pinta y compone experiencias que dan sentido sus lienzos, y le permiten conectar con los valores universales que nos unen a todos y a todo. Se trata de crear círculos, vínculos, espirales espirituales. Mapas relacionales que nos permitan crecer y convivir en armonía.
Es clave cómo en su investigación, la búsqueda de la libertad personal y artística, se ve fuertemente reforzada por el estudio y la práctica de hatha yoga. Al permitir que sus impulsos vitales sean escuchados y atendidos, a través de su propio aprendizaje y viaje personal, alcanza a comprender un poquito más su papel en mundo.
La vida es orgánica, ondulante, dinámica e implica transición y transformación. La consciencia de que podemos dejar de pensar que somos lo que pensamos es un paso fundamental para comprender la Luz con mayúscula y la Unión con las demás vibraciones que componen el latir único del Universo.
Es en ese escenario definido por lo abstracto y lo trascendental es donde Patricia encuentra su remanso de paz. Desde él, nos invita a retomar esa espiritualidad cotidiana, a descubrir y a vivir lo que ya eres, en plenitud y gracia, pues la dimensión divina no es algo ajeno a la condición humana, sino algo que ocurre aquí en la Tierra.