Imaginarium
Érase una vez Silencio.
Érase una vez la Nada.
Érase una vez Dios Universo.
Diosa Madre Naturaleza.
Érase.
Diosas, Dioses y Humanos.
Érase una Vez el Hombre.
Palabra.
Piedra, Papel y Tijera.
Abracadabra.
Mundo Iluminado.
Música,
Número,
Amor
y Sabiduría,
Érase.
Érase Conocimiento, Lógica, Entes Abstractos.
Érase una vez.
Érase.
Belleza y Verdad, Verdad y Bondad, Bondad y Belleza.
Sueños Despiertos.
Luces y Sombras.
Saber No ser Nada.
Distancia entre instantes.
Érase.
Y Dios creó un Mundo a su Imagen y Semejanza.
Tiempo Artificio, Reloj de Arena, Muerte Anunciada, Sangre Olvidada.
Érase una vez.
Érase.
Tierra Plana, Tierra Cilindro, Tierra Cuadrada, Tierra Redonda, Tierra Ovalada.
Sacirema!, Sacirema.
Érase una vez una Obra Inacabada.
Abandonada.
Una Obra Jamás Terminada.
Érase, Érase, Érase.
Hombre, Escultor, Pintor, Inventor, Ingeniero, Arquitecto y Filósofo ,
y Hombre.
Padre Firmamento, Astrónomo, Filósofo, Matemático y Físico.
Érase.
Érase una vez,
Hombres Cabezas.
Soledades.
Soleares.
Mossstruos.
Sueño.
Razón Sin Ser.
Érase.
Érase una vez ,
Amor y Mentiras.
Malditos poetas.
Románticos!!!.
Bombillas.
Una vez, era Ser.
Samboris, Rayuelas, que Lluevan!.
La virgen.
Las Cuevas.
Érase una vez Orgullo, Orgullo y Orgullo.
Érase una vez,
Dioses a Imagen y Semejanza.
Místicos, Locos y Profetas.
Érase SuperMan.
Érase.
Érase una Vez el Hombre,
Reloj de Arena,
Mundo Perdido,
Tierra Maltratada,
Universo Olvidado.
Música inanimada.
Érase una vez, Érase una vez!!!.
Esperanza
Luz
Arte
Y Color
Érase una vez un Niño, una Niña y un Dios Mago.
Érase una vez un Niño y una Niña Magos.
Érase una vez Magia Potagia.
Érase una vez La Vida.
Érase IMAGINARIUM.
Patricia Bonet
Érase una vez Silencio. Érase una vez la Nada. Érase una vez Dios Universo. Diosa Madre Naturaleza. Érase. Diosas, Dioses y Humanos. Érase una Vez el Hombre. Palabra. Piedra, Papel y Tijera. Abracadabra. Mundo Iluminado. Música, Número, Amor y Sabiduría, Érase… Érase una vez un Niño, una Niña y un Dios Mago. Érase una vez un Niño y una Niña Magos. Érase una vez Magia Potagia. Érase una vez La Vida. Érase IMAGINARIUM.
Críticas Artísticas
Secretos
Cada nueva partitura que cae en mis manos es un secreto a descubrir. Minuciosamente estudio y analizo la información que ésta contiene, desde la estructura general a los detalles más mínimos, para extraer tanto la parte técnica que me permitirá interpretarla físicamente como la emocional y estética, qué es lo que esta música “dice”. Así puedo realizar este proceso de “darle vida” convirtiendo esos “garabatos” del papel en un hecho sonoro.
Lo interesante de este maravilloso arte del sonido es que lo que “dice” no puede ser expresado en palabras. Es un viaje a los secretos del universo (de las esferas, como decían los antiguos griegos) desvelados por cada obra compuesta (o improvisada!)…cada una de ellas de unos enigmas concretos que el creador ha descubierto por su relación profunda con ellos y que generosamente comparte con todos nosotros para que, a través de nuestro contacto con ella (la obra) y nuestra interpretación (“le damos vida al escuchar activamente”) experiencemos una relación intensa con una parte de “aquello que permanece”.
No me sorprende conocer cuán importante es para Patricia Bonet la música, profundamente arraigada en su “yo” creativo y con la que comparte, a mi modo de ver, esa búsqueda natural de los misterios de aquello que existe. La pintura, igual que la música y demás artes, está fundamentada en la matemática: cómo dividimos o intervenimos un espacio (físico o temporal) con los elementos que utilizamos para “decir” lo que llevamos dentro, o también, exponer aquellos secretos con los que conectamos interiormente. Llegar a las profundidades de lo absoluto, donde cada línea, cada elemento ocupa su lugar concreto, sagrado, que da significado a su existencia y al espacio que la contiene.
Esas líneas superpuestas, enlazadas y conectadas de formas diversas son la “matemática” (cargada de estudio, práctica y emoción) que nos adentra en el mundo creativo de Patricia Bonet. Esa paleta de colores tan pensada y definida en toda la serie en una suerte de elección armónica que da unidad a lo que podríamos llamar poemas sinfónico/pictóricos.
Efusivamente animo a dedicar unos minutos de experiencia concentrada a cada lienzo. Tal vez una vista general para empezar y detenerse en uno de ellos, cualquiera, para realmente entrar a descubrir qué secretos contiene, porque son muchos. E invito a volver! En un día, una semana, minutos más tarde… a mirar a través de estas ventanas que nos conectan con nuestro yo, y por consiguiente, con la matemática del universo.
Enric Monfort. Músico.
Barcelona/Madrid. 2013
http://cargocollective.com/enricmonfort/
Una mirada tangencial
01. Introducción
Observando la última colección de Patricia Bonet, imaginarium, uno de los aspectos más relevantes es su fuerte carácter universal. Partiendo del instante congelado que todo lienzo obliga a su autor, Patricia Bonet nos muestra su mirada alejada de modas para regalarnos una visión abstracta, geométrica y perteneciente a leyes que están por encima de lo concreto. En el sigo XIX el álgebra moderna, o principios del XX el sistema musical dodecafónico propuesto por Arnold Schoenberg y la aparición de las vanguardias en arquitectura, pintura y escultura, parecen hablar este mismo lenguaje que cambió la manera de entender el arte abriendo de par en par las puertas a la modernidad.
Así pues, analizaremos imaginarium a través de una obra maestra de la modernidad que ilustra perfectamente esta actitud frente al mundo, el pabellón Philips de la exposición universal de Bruselas de 1958, y lo haremos por medio de la reflexión sobre conceptos fundamentales que han preocupado al hombre a lo largo de la historia: la belleza, el orden, la proporción, el arte, la naturaleza y el color.
02. Pabellón Philips
Comenzaremos explicando brevemente el pabellón Philips para poder comprender mejor las similitudes propuestas entre ambas obras y la relación sinestésica que arquitectura y pintura esblecen con la música.
El pabellon Phillips, formó parte de la exposición universal de Bruselas celebrada el 1958, a caballo entre la 2ªGuerra Mundial y la guerra fría. La iniciativa partió de la mano de Christian Kalff , director artístico de la empresa, quien encargó a Le Corbusier la dirección del proyecto que acabaría convirtiéndose en la síntesis artística y tecnológica perfecta entre espacio, imagen, música y palabra, a través de un recinto concebido más como poema electrónico que como un edificio.
Iannis Xenakis, músico, arquitecto e ingeniero fue el colaborador del estudio de Le Corbusier que desarrolló el proyecto. Interesado en las relaciones entre música y arquitectura, Xenakis se había servido del modulor de Le Corbusier y sus relaciones matemáticas para experimentar en el campo de la música. Fruto de ello es su obra Metástasis (1953-54), una composición de nubes musicales en transformación conocidas como glisandos. En su libro “Formalized Music”, Xenakis destaca el valor de los glisandos y explica como cuando son largos y están suficientemente entrelazados, se obtienen espacios sonoros de evolución continua, posibilitando la producción de superficies ordenadas mediante líneas rectas, conocidas como superficies regladas.
Este concepto se materializó en el pabellón mediante una sucesión de líneas rectas a base de placas prefabricadas de hormigón tensadas por cables, que conformaban nueve paraboloides hiperbólicos y generaban el espacio expositivo.
El resto de participantes en el proyecto fueron Edgar Varèse como músico del “poeme electronique” y Jean Petit y Philippe Agostini en el espectáculo visual.
03. Belleza, orden y proporción
Son muchas las teorías y tratados que desde siempre han intentado dar respuesta a esta inquietud ancestral, la búsqueda de un número de oro con el que establecer relaciones matemáticas y geométricas que dotaran de razón, proporción y armonía al universo. Desde los antiguos Pitágoras con la teoría de la “armonía de las esferas” y Vitruvio con su famoso “de architectura”; hasta el moderno Le Corbusier con el “modulor”; pasando por los renacentistas Leonardo da Vinci con su “hombre vitruviano” y Alberti con “re aedificatia”.
En esta busqueda de belleza, orden y proporción, Xenakis vuelve a utilizar en el pabellón philips el modulor, emblema filosófico de Le Corbusier en su compromiso por establecer un orden arquitectónico. En él observarmos que involucra las medidas perfectas y bellas fundamentadas en la estatura humana, con la idea de arquitectura concebida como microcosmos matemático: “un hombre con el brazo levantado da los puntos determinantes de la ocupación del espacio: el pie, el plexo solar, la cabeza y la punta de los dedos estando levantado el brazo, tres intervalos que definen una serie de secciones aúreas de Fibonacci; y por otra parte, la matemática ofrece la variación más sencilla y más fuerte de un valor: lo simple, el doble y las dos secciones áureas”(1). Esta gama de medidas armónicas indican una equivalencia musical confrontadas al método serial y a la indeterminación aleatoria, ya que las operaciones matemáticas deben prefigurarse antes de su composición en notación.
Estos aspectos los encontramos en las composiciones de Patricia Bonet presentados bajo la dualidad fondo-figura. Sus fondos concienzudamente trabajados, nos sugieren en algunos casos una retícula prestablecida a modo de pentagrama, estructurado por líneas rectas sobre las que se insertan elementos geométricos, que por momentos incluso parecen desplazarse como si fueran glisandos. En otros, nos muestra fondos planos que bien podrían ser el equivalente al silencio en la música o al vacío en la arquitectura, elemento vertebrador de toda obra y que pone en valor al contrario por su oposición. De esta manera, el sonido o el lleno es representado por figuras cuadradas, circulares y triangulares. Como no podía ser de otra manera, Patricia Bonet elige las figuras elementales en busca de la belleza platónica “La belleza como resultado de las relaciones que se encuentran en las figuras geométricas simples. Lo que debe entenderse por belleza de las formas no es lo que generalmente se entiende, por ejemplo la de los seres vivos y la de las representaciones, sino que es lo rectilíneo, lo circular y la superficie y los cuerpos compuestos con rectas y el círculo por medio del compás y de la escuadra, ya que estas formas no son, como las otras, hermosas en ciertos aspectos, sino siempre bellas en sí mismas.”(2)
Estos dos universos parecen formar parte de una superestructura cognoscitiva y solo en su diálogo se entiende su belleza atemporal e intelectual, uno perteneciente a un mundo que ordena callado y otro que se mueve en armonía según el anterior.
04.Naturaleza
Decir que el pabellón philips se integra en la naturaleza debido a sus formas orgánicas sería como jugar a ver formas en las nubes. Le Corbusier definió el arte como un sistema capaz de organizar sensaciones; y a la obra de arte como una tarea consistente en poner en orden una creación humana artificial, basada en la observación de la naturaleza, pero diferente de ella y construida en función de unas leyes que provienen de la observación de los fenómenos naturales.
Patricia Bonet parece también haber adoptado una postura comprometida y clara a este respecto. Sus pinturas podríamos decir que se acercan a la naturaleza allá donde el ojo humano no alcanza, es decir, al microespacio o macroespacio, donde todo se reduce a las formas más elementales, donde todo empieza y acaba. Algunos de sus cuadros podrían interpretarse como paisajes o atardeceres, pero dejando de lado estas impresiones subjetivas e incluso superficiales, lo cierto es que sus composiciones conectan de nuevo con esa universalidad sempiterna de la abstracción, donde las cualidades se miden por las cosas aprehendidas que son quizás las que más nos aproximen a la naturaleza del ser humano.
05.Color
Más allá de establecer adjetivos con los que asociar notas musicales y colores, ya dijo Goethe que los colores y los sonidos no se prestaban a comparaciones y expresó su respeto a quien genialmente lo lograse, Xenaquis profundizó en las entrañas de la música para asociarla con otras artes, hasta tal punto, que llegó a diseñar el sistema “UPIC”, una tablilla que transcribía las notaciones gráficas a sonidos. Estos principios colaboraron en la creación del género musical conocido como espectralismo en los años setenta, basado en el descubrimiento de la naturaleza del timbre musical y en la descomposición espectral del sonido musical apoyados por las técnicas derivadas del análisis y la síntesis asistidas por ordenador.
Si congelamos un instante de la obra metástastasis de Xenakis, y obsevamos su vista espectral, no sabemos si estamos delante de la decodificación de un instante de su obra, frente a los colores en los que se descompone la luz, o contemplando un cuadro de Patricia Bonet, quien ha trabajado muy coherentemente los colores de sus lienzos.
Para Patricia los colores son el como el adn del que no te puedes escapar ni esconder, y por tanto los muestra como son, intensos y rotundos. El rojo es el mismo para cada cuadro de su colección y así pasa con el resto de colores, los cuales son puros, planos y sin sombras, enseñándonos que la realidad que percibimos es sólo una parte de la que nos rodea.
Con tus líneas en mi mirada
Tras un esperado retraso acabamos de entrar en el avión, me han asignado un amplio espacio junto a la ventanilla, tomo asiento. Aún no hemos despegado y todo el mundo está haciendo lo mismo que yo: van ubicando sus cosas, sus lecturas, los cascos, la mantita, … Algunos ojean la carta del menú, otros miran hacia afuera con nostalgia, otros se acomodan con cierta preocupación, algunos se santiguan. Me quito los zapatos, hago unos estiramientos, cierro los ojos …
Además de mucha confusión, algunas otras cosas y bastantes vacios, me llevo tus líneas en la mirada. Tus líneas que, como tus azules, tus mares, tus horizontes las siento un poco como mías. Un sentir sin posesión.
Me has pedido que te escriba algo para tu última exposición, sabes bien que soy poco ducho en la materia, de la misma forma que conoces mi ciega admiración por lo que haces.
Dejo que se alejen esos nubarrones grises con formas de pensamientos y empiezo a escuchar, a visualizar tus pinturas, esas líneas que ya viven más allá de los lienzos, porque vivir es vibrar, no?.
Como el que intenta cazar melodias en una obra dodecafónica, con esa miopía que nos otorga lo concreto, recuerdo que en un principio veía líneas, tan solo líneas. Líneas que con precisión y esfuerzo se tensaban sobre el lienzo. Espacios que se iban poblando de horizontales, de verticales, de paralelas y perpendiculares, y en los que tímidamente amanecía algún color. De alguna forma, cuando los observaba a solas buscaba algo así como descifrar el orden que encerraban aquellas tramas lineales, la alquimia que propiciaba su expansión. No sé muy bien en qué momento empezaron a vibrar ante mis ojos cual cuerdas pulsadas por un dedo invisible.
“Será la magia de la abstracción”, me decía desde el atrevimiento que ostentamos los ignorantes.
Durante la preparación de esta exposición he sido, y nunca mejor dicho, un testigo casi mudo, un voyeur que aprovechaba tus ausencias para observar, escrutar, cómo iba evolucionando aquel orden de líneas. Una vez más he seguido atónito entre la perplejidad y la admiración la evolución de tus pinceladas, la magia de tu esfuerzo. Tus prestos rodeares alrededor del lienzo, tus ires y venires como arrastrada por la suave brisa de las músicas cultas que salían de la radio, ora urgentes sonatas, ora valses, ora adagios. Si, la música. Desde que atacaste el primer lienzo se veía como la música iba apoderándose sutilmente de tus esbozos, o fueron tus esbozos los que se integraron en ella, que vendría a ser lo mismo.
Tú te marchabas, dejabas la puerta del estudio abierta para que los cuadros respiraran, apagabas la luz y quitabas la música. Silencio, oscuridad y ausencia, la soledad del arcoíris pensaba mientras entraba en tu estudio. Encendía la luz y, allí estaban, trazándose, desvirgando aquel abismo blanco, líneas y colores, cuya dificultad de ejecución quedaba soslayada por una sencillez de ¿concepto?, no sé cómo expresarlo. Como en la naturaleza, en donde la honestidad y la sencillez son cualidades que hacen trascender nuestra propia naturaleza. Y aquellos espacios lineales siendo habían dejado de serlo. Y como ocurre en la Naturaleza la tensión y el equilibrio conviven abriendo puertas inesperadas, puertas que se abren no para escapar, sino para entrar, para eternar. Creando esa vibración de color y de forma que provoca una expansión, una desaparición del plano espacial, absorbiéndolo, trascendiéndolo, y en ese abandono, en aquel silencio de tu ausencia, en el aire flotaba la música de tus lienzos, un idioma más allá del sonido, más allá de los colores y las formas, más allá de las palabras. Tu obra se fundía con la música, siendo música, como la espuma y la ola, o el árbol mecido por la brisa que es brisa.
02. CON TUS PAISAJES EN MI RETINA.
Creo que llevo unos dos días aquí, dos o tres días sin tiempo. Días en los que el tiempo se diluye como un recuerdo innecesario. Es difícil pararte y escuchar, ¿qué oyes?, ¿qué ves cuando cierras los ojos y escuchas?. Ayer cuando fuimos niños éramos capaces de oír el futuro, de escuchar con precisión lo que pasará mañana y lo que nunca llegara a pasar. Lo oíamos con la misma claridad con la que lo oyeron los peces del diluvio. Soy incapaz de recordar lo que oía, porque tal vez nunca lo escuche. Pero cuando eres niño oyes con los ojos cerrados, con tus nueve sentidos, pero poco a poco vamos creciendo y nuestra alma se llena de pensamientos, de sueños rotos y vamos perdiendo uno a uno los sentidos. Si, poco a poco, los vamos perdiendo. Es difícil escuchar, pararte y escuchar ¿qué oyes?, ¿qué ves?.
Al cerrar los ojos, al cerrarlos como los cerraba ayer, no solo he oído a los animales, a las serpientes, a los peces y a los insectos, a los gusanos y a los pájaros, animales que conozco o intuyo y otros que jamás veré ni tan siquiera imaginaré. Al cerrar los ojos he oído también a las hiervas, a las plantas y a los árboles, a sus hojas, a sus ramas y a sus raíces trepando y hundiéndose. A los frutos, a las espinas y a las flores, a sus colores y a sus perfumes, he oído. Sí, he oído sus respiraciones que son las mías. He podido escuchar las formas y a sus tamaños, a la luz y a las sombras, a la brisa, la lluvia y el viento, a los ríos que fluyen bravos y a los que ya han desaparecido y cuyo sonido queda en sus cauces secos, en las piedras, en el mordisco del musgo verdeando oscuro. He oído platear grises a las rocas y a las piedras, a la bruma del vapor que besa a la quebrada. He oído a la noche, y en la noche he escuchado a la memoria que conserva lo que está por venir, como esa luz que despereza y va luminando el cielo de un sonido sordo rojo anaranjado, trazado sobre azules y negros violados. Olores, notas y silencios, formas y colores que son sonidos, como lo mismo es lo otro, presencias y ausencias, nostalgias y cariños. Sí, bajo el cielo que ahora amanece oigo los pasos de lo que fuimos antes de ser humanos, el andar de los vegetales y de los animales, de las piedras y de los fósiles. La música de la Memoria Antigua en la tierra, en las plantas, bajo el fuego, bajo el agua. Oigo a la Madre con su voz sagrada, y todo, absolutamente todas las cosas son música, una maravillosa sinfonía armonizando melodías para disolverse en la brisa tibia, en el canto de un solo pájaro antes de transformarse en la llovizna que precede al aguacero.
Si, tus pinceles, armonizan en el aire, cadencias que fluyen visibles y se posan sobre el lienzo en vibrantes líneas, que te hablan sin decir, que te dicen sin hablar. Porque cuando paras a escuchar oyes los silencios, los muchos y distintos silencios que nos pueblan. Silencios que no se resignan a una misma piel.
Aunque no estás aquí te siento. Te siento cerca y te he sentado a mi lado.
Xano Viciano. Escritor. Castellón. 2012
http://eldomadordeolas.blogspot.com.es/
Bailar hasta caer rendidos
Un día te levantas y cuando miras por la ventana ves como miles de fracciones de tiempo, teñidas de colores, se superponen. Entonces todo encaja, emociones, sensaciones, pensamientos, rojos, fucsias, verdes, amarillos, violetas, todos ordenados con rigor, con la exactitud de una órbita, con la tenacidad de una frecuencia. Espacios que exhalan en silencio voluntad, precisión, ritmo y coraje. La melodía nos atrapa y nos lleva muy adentro. Secuencias de vida cargadas de pasado, porque el arte aunque nuevo, siempre es viejo.
Me doy cuenta de que el marco de la ventana limita mi visión. Doy tres, cuatro, cinco pasos, sigo andando hasta sacar la cabeza. Las fracciones de tiempo son infinitas y quiero seguirlas con mis ojos hasta donde alcance la luz. Volumen sin sombras. Paisajes multicolores donde impera la geometría. Segmentos, líneas, arcos, cada uno de ellos ejecutando su función en equilibrio. Convergen las risas con los llantos, las bromas y los reproches con las dudas y las decisiones. Se trata de un equilibrio agitado, existencia. Y al igual que la vida entra sin pedir permiso, así entran todos estos colores en nuestra memoria y una vez dentro sonríen y bailan hasta caer rendidos.
Rosa Fuentes. Pintora. Texto para la Colección Imaginarium de Patricia Bonet.
Castellón. 2012.
http://rosafuentes.blogspot.com.es
Visíon Nocturna
Medio dormido, tratas de recordar,
aprietas los ojos fuertemente,
miras colores que pasan como rayos
a través del sepulcral vacio de negro:
bandas azules de cielos de niñez,
tranquilos sobre campos de amapolas –
escarlatas – que llaman en un paisaje quemado,
luego corren en lagos de sangre.
Mira de nuevo: debajo de las nubes oscuras,
rosada – una sola línea de esperanza.
¡Despiértate ahora! Los colores te rodean;
debes pintar tu propia escena.
David Duncombe
Poeta, Matlock, UK